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viernes, 13 de marzo de 2009

Lucano

Marco Anneo Lucano (en latín, Marcus Annaeus Lucanus) fue un poeta romano nacido el 3 de noviembre del año 39 d. C. en la ciudad de Corduba, la más importante de la Bética en Hispania. Murió en 65.

Biografía

Su padre, Marco Anneo Mela, era hijo de Marco Anneo Séneca y pertenecía, por tanto, a la clase de los caballeros. Su madre, Acilia, era hija de un conocido orador. A los ocho meses, su padre se traslada con toda la familia a Roma, ciudad en la que había residido durante mucho tiempo a lo largo de su vida y donde su tio, el filósofo Séneca, tenía adquirida una notable fama. Sin embargo, este último, en el 41 tuvo que sufrir el exilio en la isla de Córcega, del que regresó en el año 49 decidido a ocuparse de la instrucción de su amado sobrino.

En el caso de este escritor latino, nacido en la Península Ibérica, se da la circunstancia de una extremada precocidad, que le llevó a ser poeta laureado a temprana edad, junto a una gran capacidad productiva, que se vio violentamente truncada por su muerte a los veintiséis años. Su considerable obra estaba compuesta, entre otros títulos, por Ilíaca, Saturnalia, Catachtho-mony y Silvas; una tragedia, Medea; 14 libretos de pantomimas concebidas para el baile; un escrito dirigido a su joven esposa, Pola Argentaria, etc. Sin embargo, hasta nosotros ha llegado únicamente su epopeya en 10 cantos sobre la guerra civil entre César y Pompeyo, que lleva el título de Farsalia.

A los dieciséis años, Lucano era ya autor de tres composiciones y podía declamar en latín y griego. Marchó a Atenas en un viaje de instrucción, pero tuvo que regresar pronto ante los requerimientos del propio Nerón, que le concedía por entonces toda su estima y le incluyo en su «cohors amicorum», es decir, su círculo de amigos. A los veintiún años recibió la dignidad de poeta laureado, y Nerón le nombró cuestor antes de haber cumplido la edad reglamentaria.

Pronto, sin embargo, la vesánica conducta del emperador cambio de signo para él, prohibiéndosele realizar lecturas públicas y cayendo así en desgracia a partir de ese momento. Durante los siguientes cuatro años, desde el 62 al 65, Lucano no se limitó a alternar sus escritos con composiciones satíricas y acusadoras contra el emperador y sus colaboradores, sino que llegó a participar activamente en la conjura de Pisón que se estaba mientras fraguando contra Nerón.

Cuando la conspiración fue descubierta, a causa de la imprudencia de alguno de los implicados, según el testimonio de Tácito y Suetonio, Lucano hubo de sufrir crueles interrogatorios, a lo largo de los cuales negó, admitió y se retractó alternativamente de sus culpas. Aunque estos testimonios no son demasiado dignos de crédito, al parecer llegó incluso a acusar a su propia madre para disminuir sus responsabilidades. Lo cierto es que, tras recibir su condena a muerte, cuya forma de ejecución fue dejada a su elección, asumió una actitud digna y, en el mejor ejemplo de estoicismo posible, se cortó las venas el 30 de abril del año 65, y expiró recitando unos versos en los que había descrito el fin de un soldado que sufría su misma muerte, versos estos que no han llegado hasta nosotros.

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